LLuvia de Estrellas
Sol, música, experiencias conjuntas, calor, son los ingredientes mágicos que hacen que la gente se congregue en busca de aventuras con su banda favorita de fondo.
Después de un periodo de crisis, de un periodo de dar la espalda al Rock, cada vez son más los festivales que nacen año tras año y cada vez con un mayor posicionamiento. Se olvidó la fórmula nacional de cheque en blanco (no del todo) para vender entradas en busca de la europea de cheque en blanco para satisfacer a los fans en todos los ámbitos que rodean el evento. Algo que hace frotar las manos a Ayuntamientos varios que ven como los jóvenes dejan su dinero en comer, beber y dormir en el municipio de turno. Pero sobre todo existe esa pelea de fondo entre promotores y festivales que no hace más que regarnos las noche de verano con una lluvia de estrellas del panorama festivalero nacional.
Algo está cambiando, las bandas necesitan hacer caja, los festivales tejer la red más atrayente para pescar más entradas a su favor y un mar revuelto que genera una oleada de espuma llena de rumorología convertida en secretos a voces. Aerosmith era una apuesta segura (o eso se piensa), Red Hot Chili Peppers invaden un festival ajeno a su cultura como es el FIB, System Of A Down se dejan caer bajo una franquicia y a partir da ahí tenemos a Rammstein a punto de confirmar un festival, a unos Scorpions en plena negociación con otro evento de verano en su eterna despedida, mientras que Iron Maiden planean su nueva vuelta a España buscando otras ciudades que les acojan y Metallica encabezonados en no querer bajar su caché tensando la cuerda al máximo sabedores que se les dará lo que piden.
Como dice el refrán "A río revuelto ganancia de pescadores", pero, ¡cuidado con el río!... A veces los peces tienen tanto anzuelo donde elegir que pueden dejar muchos sin morder. Y eso, si puede borrar del mapa para siempre tanta oferta musical de un año para otro.