Literatura de terror gótica

A finales del siglo XVIII, la literatura inglesa se volvió truculenta. Con calaveras y ataúdes, gusanos y lápidas, la poesía funeraria había sentado las bases para un horror aún mayor. Las novelas góticas con personajes sedientos de sangre y personas cultas que se debatían entre el bien y el mal se abrieron paso en las estanterías. Novelas como El doctor Jekyll y el señor Hyde surgieron en la época victoriana. El "romanticismo negro" se ocupó de la locura, pero también del lado melancólico de la oscuridad. Drácula, Frankenstein, La caída de la casa Usher, Los elixires del diablo. La lista es interminable.


A los góticos les encanta la literatura de terror y les gusta inspirarse en obras antiguas a la hora de idear un apodo para sus redes sociales, poner nombre a perros y gatos o encontrar nombres para grupos de música. En la escena negra, por ejemplo, existe la banda "The House of Usher". La literatura de terror también incluye historias de vampiros. Drácula, Luis y Letstat (Anne Rice) gozan de especial predilección en la escena gótica. Numerosos detalles de vestuario se basan en las películas de Drácula y "Entrevista con un vampiro". La literatura vampírica moderna, como Crepúsculo o "El pequeño vampiro", también encuentra sus fans en la escena gótica. Visualmente, sin embargo, hay menos que ganar allí. Ningún gótico quiere "brillar" a la luz del sol.