SOMOS LEYENDAS 2016.

photo:Irene Serrano Espejo

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Soy Leyenda, el último hombre en la tierra no está solo… no es más que el título y slogan de la más que conocida película de Will Smith. Pero si le damos un leve giro a nuestra mente enfocándola hacia lo que nos mueve a todos entenderemos que Soy Leyenda porque viví el Leyendas 2016.

Quizás las comparaciones son a veces molestas, a veces inoportunas, pero leyendo entre líneas, LEYENDAS DEL ROCK festival tiene tantos paralelismos con SOY LEYENDA de Will Smith que es innegociable no caer en ello. Contra viento y marea, contra propios y extraños, en una travesía por el desierto, saltando modas, rompiendo clichés, siguiendo patrones internos a ritmo cardíaco propio, año tras año, naufrago en una tierra hostil donde los festivales nacen y mueren antes de crecer hemos llegado a la edición XI de un festival, con un Marcos Rubio que al igual que Will Smith saca recursos suficientes para sobrevivir tan solo con lo que alcanza su mano de lo que tiene en su entorno y mucha imaginación.

Tachado durante años de festival mediocre, alejado de las bandas de moda, ausente de snobismos, ni copias baratas de los grandes gigantes europeos, el Leyendas siguió su camino de paciencia, de barbecho durante años, de siembras fallidas y riegos insuficientes, sin darnos cuenta que tan solo era allanar un terreno para sentar las bases de lo que está por llegar y no un dar palos de ciego en busca del año en que tocará la lotería.

Este año sin duda ha sido el año con más afluencia, el año de las pequeñas mejoras, el año de la respuesta masiva, el año del gritar, SOMOS LEYENDAS!. Basado en una seria de claves tan ilógicas como lógicas con el entusiasmo del largo plazo y alejado de la impronta del cancerígeno éxito instantáneo. Con un cartel ausente del uso de gafas solares polarizadas para contemplarlo. Con un cartel necesitado de lupa para tasar las joyas pensadas para una inmensa mayoría de entendidos y sin demasiados recursos técnicos y parafernalia escénica cargada de tanto azúcar que se te caen los dientes al primer bocado de musicalidad.

El Leyendas camina sobre las arenas movedizas del rock con pie firme y seguridad ganada año tras año, semana a semana y día a día. Basado en un simple compendio de mentes prodigiosas tan cercanas como entendidas en materia, capaces de ganar la batalla de la duda más por estrategia y empeño que por las figuras del tablero, más por imaginación que por talonario.

2016 no ha sido el año del éxito del Leyendas, tan solo ha sido un año más de éxito del festival de culto heavy nacional por excelencia. Un peldaño más en la escalera que inmortalizo Page, un km más de recorrido en la autopista que inmortalizó Angus, en definitiva un “lo han vuelto a lograr” que inmortalizamos todos acudiendo a un festival que para muchos ya es nuestra casita acogedora de las vacaciones de agosto.    

Photos: Salvador Villa Photography